Hoy es un buen día para recordar el sentido que puede tener la Astrología en nuestras vidas.
Es difícil todavía en esta ciudad encontrar a alguien que haya estudiado aunque sea algún curso básico y menos encontrar a alguien que entienda el más pequeño concepto básico de Astrología. Los horóscopos de los diarios y las revistas siguen ocupando su lugar haciendo creer a la mayoría de la gente que eso es Astrología y si vamos un poco más allá y leemos alguna página seria de Internet, no entendemos nada, porque para interpretar medianamente bien una Carta natal, con todo su riquísimo simbolismo, hay que SABER, hay que saber qué significan los signos, los planetas, los aspectos...
Hay que estudiar mucho. Hay que leer la buena literatura que hay sobre este tema. Hay que desprenderse de prejuicios que vienen de muy atrás en el tiempo. Porque la Astrología no es horoscopía. La Astrología no es lo que la vidente de turno dice por la tele acerca de la luna en los signos, ni las cuatro palabras que salen en periódicos y revistas acerca de nuestro signo solar. Sin embargo, el desconocimiento general de lo que la Astrología es y la necesidad humana de saber qué nos depara la vida en los próximos minutos es como un denso muro de espesa niebla que no nos permite ver su profundidad, su riqueza y su sabiduría.
Nos empeñamos en querer adivinar nuestro futuro: queremos saber cómo nos irán nuestras relaciones de pareja, nuestra familia, nuestro trabajo... Preferimos delegar la responsabilidad de nuestra vida en los demás y en las circunstancias de nuestro destino. Preferimos no mirar hacia adentro, no vaya a ser que lo que veamos sea demasiado triste o demasiado oscuro. Y, sin embargo, un día descubrimos que lo que allí había era bello y luminoso.
La Astrología, o Cosmobiología si queremos ser más exactos, nos habla de nuestra vida como seres humanos formando parte del Universo. Miramos al cielo como miraban los antiguos y vemos un ritmo, un orden en el movimiento de los planetas, del Sol y de la Luna.
La Astrología nos habla de ese orden universal reflejado en nuestro ser individual. Nos aporta una visión de la vida más amplia y más inclusiva. A través de su lenguaje simbólico accedemos a significados de una gran riqueza. Nos despierta nuestra intuición dormida a la vez que nos obliga a estudiar profundamente el contenido de cada símbolo. Y una vez que emprendemos el camino, el estrecho sendero del principio se va ensanchando; el paisaje se va engrandeciendo; los niveles de comprensión se van expandiendo como se expande nuestra consciencia cuando nos abrimos a nuevas formas de ser.
El mapa natal es un dibujo, un conjunto de símbolos interrelacionados que representan cada faceta de nuestra personalidad y nuestra personalidad en su conjunto. Es el mapa de nuestra psique y es el mapa de nuestra consciencia. Describe lo que somos en potencia y lo que podemos ser si hacemos un uso adecuado de nuestras facultades. Es una excelsa herramienta para situarnos en el aquí y ahora dentro de un camino de evolución.
Cuando comprendemos lo cerrados que estamos a los cambios y lo que nos atrae la comodidad de lo ya conocido, empezamos a dar largos pasos hacia la transformación. Despertamos del sueño de lo colectivo en el alba de la individualidad. Empezamos a Ser, recreándonos en nuestra propia originalidad.
Hay muchas formas de acercarse a la Astrología, pero ésta tiene un valor: el valor de encontrarnos a nosotros y a nosotras mismas.
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