31 de julio de 2015

Cuento: ·"El eclipse"

El eclipse
Augusto Monterroso
Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.
Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.
Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.
Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.
-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.
Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.
Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

24 de julio de 2015

CASA IV: las raíces del alma

La Casa IV es una de las más importantes, pues forma una cruz  junto con la Casa I, la Casa VII y la Casa X. Es la llamada cruz del zodiaco, que representa el esqueleto, la  estructura básica de la psique de la persona. 

Esta Casa está asociada al signo de Cáncer y a la Luna. Sus significados más importantes tienen que ver con la familia y el hogar. Es el punto de donde venimos, nuestras raíces vitales y físicas. Pero si vamos más allás, podemos decir que la Casa IV representa también nuestro árbol genealógico, pues nuestras raíces familiares se extienden más allá del padre y de la madre. Heredamos una cultura, unos rasgos raciales, una forma de sentir, pensar, etc. Nacemos en un entorno determinado: una ciudad o un pueblo, un país, un estado. Todo ello condiciona lo que somos desde que nacemos y nos ayuda a desarrollar una base sobre la que edificamos todo nuestro futuro. 

Así, el tipo de familia de la que venimos será el condicionante de la familia que formemos en el futuro. Y cualquier planeta que tengamos en esta Casa nos dirá mucho sobre el tipo de hogar en el que hemos vivido desde nuestra infancia.

Otro significado derivado de este y de carácter más psicologíco es el que nos lleva a considerar que aquéllos lugares , entornos, hogares, etc. que nos permiten sentirnos "como en casa" en cualquier momento de la vida están simbolizados por esta Casa. Cuando vuelvo a casa después de una agotadora jornada de trabajo, descanso. Es mi mundo privado, mi mundo más familiar. 

Como significado más externo, todo aquello que forma parte de los bienes materiales o bienes inmuebles se representaría también por esta Casa.

La Astrología antigua decía que esta era la Casa de los finales. Quizás pensaban así porque al final siempre volvemos al lugar del que venimos...

15 de julio de 2015

LA CASA III- Las relaciones con el entorno cercano, los viajes cortos, los hermanos/as

Relacionada con el signo de Géminis, la Casa III nos pone en contacto con nuestro ambiente más cercano. Tradicionalmente se relaciona con los viajes cortos, los vecinos, las relaciones cercanas, los hermanos y hermanas, etc.

Como ocurre con cada casa del zodiaco, hay varios significados que no siempre se relacionan entre sí. En este caso, lo esencial es que cuando un planeta cae en esta Casa, nos pone en contacto con nuestra capacidad para movernos e interaccionar con nuestro medio conocido. Nos interesamos por lo que ocurre a nuestro alrededor, en nuestra vida más cotidiana. Nuestra mente busca la información en las experiencias de nuestro mundo conocido. No aspiramos, como sí lo hacemos en la Casa IX, que es su opuesta, a expandir nuestra mente y a viajar lejos. Nos quedamos en "casa", y nos movemos por las cercanías.

Así, los planetas en la Casa III simbolizan que nuestro interés principal está en conectar con nuestro medio ambiente, en relacionarnos y comunicarnos con las personas del entorno inmediato. Simboliza también el aprendizaje, por eso se relaciona con los estudios primarios y secundarios.

Los hermanos forman parte también de esta Casa. Los planetas situados aquí nos darán información sobre las relaciones que mantenemos con ellos, de la misma manera que encontramos el tema de los hijos en la Casa V o el de la pareja en la Casa VII.

Estudiar la naturaleza de la Casa III en nuestra carta natal nos va a ayudar mucho a comprender la relación con nuestro entorno cercano, pero también es esencial si tenemos hijos o hijas, pues desde muy temprana edad nos puede ayudar a comprender cómo van a reaccionar en sus años escolares: sus habilidades para el estudio, sus relaciones con el resto de niños y niñas, las relaciones con los profesores. La etapa escolar es la más importante no sólo para la adquisición de conocimientos y destrezas, sino también para sociabilizar. 

La comunicación, el lenguaje, el aprendizaje en general, son temas de la Casa III. Y a ellos nos referimos tradicionalmente cuando hablamos de "mente concreta" en Astrología. 



12 de julio de 2015

NUEVO CURSO DE ASTROLOGÍA el viaje del autoconocimiento:

          Después del verano comenzaré en el Centro Kronos un nuevo curso de Astrología Básica, dirigido principalmente a aquellas personas que no tienen conocimientos de Astrología y quieren emprender la aventura de conocerse mejor a sí mismas a través de la interpretación de la carta natal.

          La Astrología es una ciencia sagrada cuyos orígenes se pierden en el tiempo. Utiliza unos símbolos que representan la posición de los planetas en el cielo y los relaciona con la vida humana. Si conocéis el famoso aforismo del Kybalion "como es arriba, así es abajo", entonces podréis empezar a entender que hay una correspondencia entre lo que ocurre en el cielo y lo que ocurre en la tierra.

            La Astrología estudia esas leyes del universo que nos ayudan a entender mejor el significado de lo que somos y de nuestro devenir. No es una adivinación ni pretende ser determinista, sino más bien servir de herramienta para poder comprendernos mejor y aspirar a desarrollarnos plenamente como personas.

         La Astrología que mejor responde a los problemas que vivimos y a nuestras inquietudes actuales es la que sigue el camino de la psicología y el conocimiento transpersonal, Esta es la que nos ayuda a entender la vida como algo que trasciende lo puramente humano, dando sentido a muchas de las dificultades por las que las personas pasamos, como individuos y como parte que somos de una colectividad.

          La carta natal es un símbolo perfecto de la unidad, y su interpretación requiere de mucho estudio y dedicación. Así, este curso básico nos permite introducirnos en el conocimiento de la Astrología, en su historia, en sus bases astronómicas y en las distintas ramas que surgen de ella. Pero también nos ayuda a entender qué es la carta natal y para qué sirve, que elementos la forman y cómo podemos empezar a interpretarla para aplicarla a nuestra vida.

            El estudio de la Astrología es apasionante. A medida que vamos descubriendo hasta qué punto nuestra carta nos describe y nos abre caminos de comprensión de nuestros más internos procesos, nos damos cuenta de lo valiosa que es, no sólo para cada persona individualmente, sino para entender en profundidad a los demás.

          Ojalá en los colegios se pudiera educar desde la Astrología, porque entonces cada niña y cada niño crecerían formándose con una preciosa individualidad, capacitándose para ser personas críticas, abiertas, más comprensivas y menos sumisas a los dictámenes de esta sociedad.

          La Astrología que trabaja desde la psicología y lo transpersonal nos muestra los caminos de la consciencia, y donde la consciencia brilla, la vida es mejor.