28 de agosto de 2012

ARIES, LEO Y SAGITARIO, los signos de Fuego

       Aries, Leo y Sagitario son los tres signos del elemento Fuego, pero cada uno tiene unas características propias que son las que vamos a ver aquì. Cualquier planeta o cualquier factor de la carta que esté en estos signos va a apropiarse de sus características y lo vamos a interpretar en relación con ellas. Si tenemos un Sol en Aries, por ejemplo, nos vamos a identificar con las cualidades que describe el signo; pero si tenemos a Mercurio en Aries, entonces diremos que nuestra forma de pensar o el modo en que nos comunicamos es de tipo ariano.

Aries es un signo cardinal, que tiene al planeta Marte como regente. 
Pero, ¿cómo es  este signo?. Básicamente, la persona Aries tenderá a ser independiente, solitaria y autosuficiente. Se moverá de forma rápida, decisiva y sin titubeos. Aries va de cabeza, y es cabeza de grupo. Nunca se lo va a pensar dos veces. Es una energía extrovertida y muy impulsiva, autoritaria . Sin este signo,  no tendríamos la capacidad para arriesgarnos y actuar, o el impulso para emprender cualquier acción. Con Aries nos atrevemos, dirigimos nuestra acción hacia una meta o propósito y nos autoafirmamos. Es común ver a un Aries solitario, despegándose del grupo o, simplemente, haciendo sus cosas. Pero también es común verlo dirigiendo o gestionando una empresa y, ya desde la juventud, siendo portavoces de grupo en los institutos y las universidades.
Leo   es un signo fijo, cuyo planeta regente es el Sol. Es extrovertido, alegre, brillante e intuitivo. Le gusta ser el centro de atención, por eso se complementa con la energía más humilde de otros signos. El Sol y sus sombras.  No hay mejor regalo para un Leo que la admiración y el aplauso de los demás. Es noble y leal, pero también puede ser orgulloso y arrogante. De la totalidad de las doce energías simbolizadas por los signos, ésta es la que se autoerige como el director o la directora del grupo, pues le encanta destacar. Leo es el Rey, o el emperador. Nos recuerda que somos capaces de brillar con luz propia, porque todos los seres humanos somos importantes por el simple hecho de existir.
Sagitario   es un signo mutable y su planeta regente el Júpiter. Su energía se proyecta hacia el futuro, viaja hacia lugares lejanos y explora todos los continentes. Cuando se le acaba la tierra, mira hacia el firmamento buscando más lugares para explorar. Ama los sitios abiertos, las aventuras y los conocimientos. A veces viaja físicamente y a veces lo hace intelectualmente. Es la dualidad de los signos mutables. Su ley es la ley del mejor. Todo lo hace a lo grande. Su generosidad no tiene límites, pero puede caer en la soberbia. Es una energía tan expansiva y tan exhuberante que llega a chocar con la  de otros signos de Tierra o de Agua. Es difícil combinar la fogosidad de Sagitario con la tranquilidad de Tauro. Aunque esto es común en los signos de Fuego, con Sagitario la incompatibilidad es mayor: la inamovilidad y la paciencia del Toro puede "aplastar" el entusiasmo del Centauro; la fuerte extroversión y entusiasmo del Centauro puede llegar a alterar los nervios del tranquilo Tauro.

       No es difícil apreciar estas cualidades en las personas. Aunque hay que estudiar la carta natal completa, es un buen ejercicio ver cómo las cualidades de los signos se manifiestan en comportamientos y actitudes determinados.  Más adelante veremos cómo son los signos de Aire... 

23 de agosto de 2012

Las modalidades de los signos astrológicos

       En el texto anterior vimos cómo los signos zodiacales podían dividirse según la categoría de los elementos (Fuego, Aire, Tierra y Agua). Además de estudiarlos por esta categoría, los signos tienen otras cualidades , según las cuales pueden ser: 

  • CARDINALES:   J    
  • FIJOS:              K
  • MUTABLES:      L
       Estas modalidades de los signos nos indican las distintas formas en que la energía de los mismos se expresa. Así, lo signos cardinales nos hablan de una forma impulsiva, extrovertida y activa de la energía; los fijos, de contención, conservadurismo, obstinación, y mantenimiento de la energía; los mutables, de versatilidad, adaptabilidad y transmisión de la energía.

       Los cuatro signos cardinales tienen en común esa cualidad de irradiación hacia afuera de la energía, aunque cada uno pertenezca a un elemento diferente. Así, Aries expresa impulso y acción, fuerza de exteriorización y extroversión. Nos lleva a la mente la imagen de la persona que se lanza "de cabeza" sin pensar en lo que está haciendo, que actúa con rapidez y es pura energía. Cada signo expresa esa cardinalidad de manera diferente: Cáncer, por ejemplo, es movido por los sentimientos (es un signo de Agua); Capricornio (es un signo de Tierra), se mueve por el impulso de mejorar la sociedad mediante el trabajo y la organización constantes...
        Los cuatro signos fijos tienen en común la tendencia a la inmovilidad, a no modificar su estatus y a no cambiar o a mantener lo que han obtenido después del cambio. Tauro, por ejemplo, quizás por ser de Tierra, tiene las características más notables de los signos fijos. Es como una montaña, inamovible, difícil de cambiar, obstinado.... Pero Acuario, el gran signo de la rebeldía y la revolución, también es fijo, por eso tiende a cierto fanatismo y a cierta inmovilidad en sus ideas (es difícil de contradecir).
        Los signos mutables tienen en común la capacidad de adaptarse a cualquier situación. Son volubles y versátiles, indecisos y permeables. Géminis, por ejemplo, pica de aquí y de allí y va transmitiendo lo que sabe de un lado a otro, relacionándose con personas diversas y viendo al mundo desde las múltiples perspectivas que eso le da; Piscis, signo de Agua, se adapta con tanta facilidad que es capaz de establecer relaciones simbióticas con los demás, movido por una gran empatía y comprensión emocional...

       Ver los planetas que tenemos en cada signo nos va a dar una idea general de cómo nos expresamos, pues cada signo es de un elemento y de una modalidad. Sabremos si tendemos a ser más emocionales, o tenemos un sentido pragmático y materialista de la vida; si prevalece la intuición o la racionalidad en nuestra forma de mostrarnos al mundo; si tendemos a actuar, o a mantenernos en nuestro sitio, etc. Y así, hasta combinar todos los factores.

           Es interesante observarnos y observar a las personas que conocemos para entender la forma en que las energías se muestran, pues al fin y al cabo, la Astrología sólo es un medio, un instrumento perfecto que nos indica lo que somos. Aplicar la teoría a la realidad viva personal es la mejor forma de comprobar su exactitud.

12 de agosto de 2012

Los signos zodiacales

     Cuando alguien nos pregunta de qué signos somos, decimos que somos Aries, Tauro, Géminis,...o cualquiera de los restantes signos del Zodiaco. Hemos aprendido desde siempre a identificarnos con las características de ellos y pensamos que la astrología es tan simple como eso: soy Aries, por lo tanto soy independiente, nerviosa/o, atrevida/o, etc.; soy Tauro, por lo tanto soy tranquila/o, lenta/o, obstinada/o y amante de la naturaleza. Evidentemente, aunque los rasgos del signo coincidan bastante con parte de nuestra personalidad, somos más que eso. 
     En realidad, lo que estamos haciendo es definir las características de nuestro Sol según el signo en el que estaba cuando nacimos. Pero no sabemos que cada planeta, incluidos el Sol y  la Luna, hace referencia a los distintos aspectos de nuestra personalidad, y que las relaciones que se establecen entre ellos y la Casa en la que están en nuestra carta natal nos van a dar todavía más información.
     Pero volvamos al principio. Los signos nos describen cualidades, formas en que se manifiestan nuestras energías. Nos van a decir cómo pensamos, cómo nos relacionamos, cómo sentimos, etc., dependiendo del planeta que esté en ese signo.
     Seguramente ya sabemos que hay doce signos zodiacales, por lo que hay doce maneras diferentes de expresión de las energías personales.

L

ARIES, TAURO, GÉMINIS, CÁNCER, LEO, VIRGO, LIBRA, ESCORPIO, SAGITARIO, CAPRICORNIO, ACUARIO, PISCIS

     La astrología los divide según distintos criterios, pero aquí hablaremos de uno, la división según los cuatro elementos. Así:

ELEMENTO FUEGO: los signos que comparten este elemento se caracterizan por exteriorizar la energía, de impulsarla, de proyectarla hacia afuera. Son Aries, Leo y Sagitario.
ELEMENTO AIRE: la función de este elemento es la de comunicar, relacionar, transmitir conocimientos, intelectualizar. Son signos de Aire: Géminis, Libra y Acuario.
ELEMENTO TIERRA: se caracteriza por la fortaleza, la resistencia, la solidez, la tranquilidad, la perseverancia. Son signos de Tierra: Tauro, Virgo y Capricornio.
ELEMENTO AGUA: los signos de Agua se caracterizan por la sensibilidad, la receptivad, la empatía, la emotividad y la introversión. Son: Cáncer, Escorpio y Piscis. 

     A primera vista, no es difícil percibir estas energías en las personas. Es un buen ejercicio de observación ver cómo alguien se mueve, habla, reacciona, etc. Hay personas que enseguida actúan, se ofrecen para hacer cosas, se erigen en el centro de atención...al más puro estilo del Fuego. Hay otras que enseguida te hablan sin conocerte, de cualquier tema, con una gran versatilidad y gesticulando mucho... al más puro estilo Aire. Las personas tranquilas, a las que les cuesta reaccionar, que se toman las cosas con mucha calma y tienen ese aire de inmutabilidad...les resuena la Tierra. Y aquellas que siempre están dispuestas a compartir las emociones, con esas miradas de pura agua....

 Esta es la base del conocimiento astrológico. 

4 de agosto de 2012

La percepción astrológica de las crisis (2)


"El futuro, cuando está listo para nacer, hace que el pasado sea obsoleto. Este es el significado de todas las crisis."



     Los factores astrológicos que señalan los momentos de crisis de nuestra vida son diversos. Una carta natal con un exceso de cuadraturas entre planetas, un Plutón fuerte, configuraciones planetarias como la T-cuadrada, etc, es indicativa desde un primer momento de puntos de tensión y bloqueos en la persona. Pero tenemos que observar la carta en movimiento para reconocer esos momentos críticos que toman la forma, muchas veces, de acontecimientos externos que no hemos provocado y no sabemos por qué nos ocurren. Son los tránsitos y las progresiones. 

     Los planetas se mueven a lo largo de la carta (progresan o transitan) tocando los diversos factores de la misma. Todas las personas experimentamos los ciclos de Saturno, de Urano, de Neptuno y Plutón con mayor o menor intensidad y el Sol, la Luna, Mercurio, Venus y Marte progresan en un movimiento simbólico por nuestra carta reflejando nuestro viaje interior. 

     La carta natal muestra, por tanto, nuestros procesos vitales internos y externos y nos va indicando la proximidad de los momentos difíciles de la vida. Algunos procesos son comunes (nos ocurren) a la mayoría de la gente, como el retorno  de Saturno a su posición natal de los 27 a los 30 años, que es una etapa de maduración personal; otros son individuales y dependen de la carta natal personal. Pero los factores más decisivos en el tema de las crisis son los planetas transpersonales. Cuando transitan por nuestra carta y hacen algún aspecto a uno o más de los planetas natales, es ahí donde podemos notar con más fuerza la llamada del cambio.

     Dane Rudhyar expresa con claridad el sentido de estos tránsitos, aunque se refiere específicamente a Urano y Neptuno:
"La función de Urano es revelar esta meta (entrar en una nueva vida) al individuo con una lluvia de nueva luz - aunque al principio parezca cegadora. Una vez que se acepte la nueva visión, la nueva meta, entonces Neptuno podrá proceder constructivamente a cambiar la química, la sustancia misma de la personalidad de un individuo. Si la persona rehusa cambiar o inclusive admitir la posibilidad de cambio, entonces la vida la abatirá o la dejará varada en su pequeño mundo egocéntrico con sus triunfos y virtudes gradualmente más vacíos o sus locuras y pecados "promedios"."
     Plutón es el nivel de transformación a través de la muerte y destrucción de lo viejo y de lo inservible; es lo simbolizado por el mito del Ave Fénix, que moría para renacer de sus propias cenizas. Urano nos libera a través del cambio y la revolución, 'dando la vuelta' a lo que antes existía y Neptuno nos sumerge en las aguas de la confusión y el desengaño para transformar nuestras emociones desde lo más profundo.

     Pero el verdadero cambio se produce cuando, al mismo tiempo que hay un tránsito de estos planetas, hay una cuadratura o una oposición del Sol, la Luna o los otros planetas personales progresados a Urano, Neptuno o Plutón natal. Como dice Dane Rudhyar:
"Estos son habitualmente casos decisivos en los que sobrevendrá el desafío, por así decirlo, tanto desde dentro como desde fuera. La vida interior está lista para el cambio; y bajo la presión de esta necesidad interior, espiritual y quizá biológica de cambio ("progresiones"), una cadena de notables acontecimientos  enfocará muy marcadamente los asuntos, perturbando en profundidad la vida social o familiar del individuo ("tránsitos")."
      La oportunidad que nos ofrece la astrología cuando experimentamos estas crisis es la de entender, aceptar y actuar a favor del cambio, para poder recoger los frutos de renovación, liberación, crecimiento y transformación internos que nos ayudan a alcanzar un mayor desarrollo y plenitud personal. De otra manera, si nos rebelamos, nos estancamos y negamos las crisis, lo que ocurre normalmente es que volvemos a la situación anterior, a la "normalidad", y no se produce crecimiento. Por eso es importante aprender a ser conscientes de nuestros procesos y conseguir que cada experiencia negativa se convierta en algo productivo.

     Terminando con Dane Rudhyar:
"Los individuos que aceptan, dan la bienvenida y asimilan comprensivamente las nuevas metas de la evolución para sí mismos y para la humanidad, se convierten en las "semillas" del nuevo ciclo. Ellos son los "padres" de mañanas más grandes, las fuentes de vida más abundante."
(Todas las citas son de Dane Rudhuyar, de su libro "La astrología y la psique moderna",  pp.217-226)